domingo, 4 de marzo de 2012

Mi alrededor

Hoy he leído un magnífico post de El Perdíu cuya lectura siempre recomiendo, por profundidad y por maestría.

Me ha hecho pensar sobre algunos momentos en los que uno se encuentra bajo de moral y necesita de sí mismo. De nadie más. Aún siendo...casas habitadas por un inquilino del que no sabemos nada, como hoy nos ha recordado Manu que escribe un grande, Mouawad. Necesito conocer algo al inquilino que habíta en esta casa.


Hoy me he vuelto a cabrear con cosas como las del yernísimo, porque ya no hay yernos en plural, hay solo uno singular, vamos, singularísimo. Aprovecharse de la sociedad es cruel por muchos motivos. Porque te escondes en la inmunidad de lo colectivo, no estafas a nadie, estafas a todos. Parece que, desde esta forma, al no tener identificado una víctima tu gesto es admisibe, más impune. No lo es, sí es más obsceno, más inmoral, más indecente y precisamente por esconderse en el bosque de la sociedad, más reprobable. Ampararse, además, en una meritocracia basada en ligarse a una princesa sin derechos dinásticos a futuro, aprovechando el rollete de conocidos y demás que siempre quieren arrimarse a la foto real, tiene además un puntito de miserable. Porque el tipo no se está, presuntamente, aprovechando de su mayor capacidad de embuste y de engaño. No señor. El amigo aprovecha las relaciones surgidas de esa sociedad oscura, inaccesible, absolutament intemporal y absurda, para lograr conseguir dineros públicos y hacerlos privados en sus bolsillos.  Eso sí, con los pantalones puestos a secar en países señalados por ser feudos del dinero betún.


Lo peor del caso es que el suegro, conocedor de los desvaríos de su progenie política, tan solo hace un pequeño gesto de punto y aparte. Punto porque no hace nada y aparte porque le busca acomodo allende los mares, en una especie de exilio dorado.

No me gustan las monarquís por muchas razones. Entre otras porque no son justas, son instituciones irracionales, sin sentido y sin valor.

Me viene bien este blog para atreverme a decir ciertas cosas,  porque relflexionando sobre lo que nos ha recordado Manuel que ha escrito  Mouawad yo soy como ....el inquilino que vive allí, en la casa que somos, experimenta un profundo temor antes la idea de abandonar la habitación en la que se guarece: mundo doméstico con una calefacción agradable, salita protegida del dolor, pequeño interior tranquilizante.

Y añado, de vez en cuando me miran unos ojos soñadores que me abren el alma.


p.d. Lo leí en algun sitio  "No cabe duda que la gente tiene que estar loca o extrañamente obcecada para cifrar la principal esperanza de su fidelidad o seguridad común en una sola persona, la cual, en el caso de que sea buena, no puede hacer más que otro hombre, y si es mala tiene poder para hacer más daño que millones de otros hombres."

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